por Jimena Báez
30 Mayo de 2025 13:15
"No termino de entender si es una ironía que nadie entendió o es real que piensa eso que atrasa unos 80 años", escribió un usuario de X ante el aberrante debate que se instaló en el programa Estado de Sitio, del stream libertario Carajo, donde se trató la caída de la natalidad en Argentina.
La polémica tuvo como antecedente inmediato la última edición del AmCham Summit, donde el presidente Javier Milei responsabilizó a la legalización del aborto por la baja en la tasa de natalidad: "Ahora se están dando cuenta que se les pasó la mano en atacar a la familia, en atacar a las dos vidas. Y ahora lo estamos pagando con caídas en la tasa de natalidad", declaró sin despeinarse.

Mientras el autodenominado "león libertario" exige que las mujeres prioricen la maternidad por sobre la formación académica o un trabajo digno, es él mismo quien no mueve un dedo para garantizar fondos al Hospital Garrahan, el mayor centro pediátrico del país, que el jueves 29 de mayo entró en paro por salarios congelados y falta de recursos básicos. Es decir: menos nacimientos, pero también menos atención para quienes sí nacen.
En este contexto de desmantelamiento del Estado, tanto en salud como en educación, los fanáticos libertarios añoran un país que ya no existe y que, francamente, nadie debería querer que vuelva: "Yo creo que la única forma de recuperar esto es recuperar lo tradicional, que la mujer se quede en la casa y el hombre trabaje", sostuvo Francisco Oneto, conductor de Estado de Sitio, como supuesta solución ante la caída de la natalidad.
Más allá del absurdo, lo peligroso es el trasfondo: el discurso oficialista está intentando instalar como problema social que las mujeres sean independientes. El abogado y referente de La Libertad Avanza no tuvo reparos en cuestionar abiertamente el deseo feminista de valerse por sí mismas: "Porque la mujer quiere hacer una carrera profesional, recibirse y estar sólida económicamente, y ese es el problema".
Por si fuera poco, otro de los conductores responsabilizó a la economía —lo que en parte sí es cierto— pero terminó embarrando aún más el debate al deslizar comentarios clasistas sobre los sectores populares: "Si vos no tenés plata para mantener un pibe, no lo vas a tener", argumentó, y llamó "facho de derecha" a su compañero por decir que "los villeros" son quienes más hijos tienen.
La realidad detrás de los números
Un informe del Observatorio del Desarrollo Humano de la Universidad Austral reveló que la tasa de natalidad en Argentina cayó un 40% desde 2014, una de las reducciones más pronunciadas en América Latina. Además, el estudio mostró que crecen las familias monoparentales y que en el 57% de las viviendas no hay menores de 18 años.
¿Las causas? Según explicó Adrián Collia, pediatra y cardiólogo infantil del Sanatorio Mater Dei, la baja natalidad se debe a múltiples factores: "Primero porque la mujer es mucho más independiente. Segundo, por causas laborales: tanto la mujer como el hombre quieren crecer profesionalmente y después arman un vínculo familiar. También forman pareja a mayor edad, disfrutan de su soltería y después eligen tener hijos. La mayoría de mis pacientes son profesionales; no te recibís antes de los 25-26 años", detalló.

En cuanto a las consecuencias, Collia sostuvo que "vas a tener gente cada vez más grande porque también hay un avance de la medicina y cambios de hábito. La gente se cuida más, vive más. El desafío es quién va a reemplazar esa mano de obra si la tasa de natalidad sigue cayendo. España, por ejemplo, tiene muchos puestos vacantes por este motivo y está pidiendo médicos argentinos".
En el fondo, lo que irrita a Javier Milei y a sus voceros no es la caída de la natalidad, sino que las mujeres ya no necesitan ser madres para ser consideradas valiosas. Molesta que estudien, que trabajen, que decidan cuándo quieren tener hijos y si realmente lo desean. Molesta que hayan conquistado, tras décadas de lucha feminista, el derecho a elegir. Por eso, más que un "problema demográfico", lo que realmente se debate es si las mujeres deben tener derecho a su propio proyecto de vida. Y si eso es incómodo para algunos sectores del poder, es señal de que el camino es el correcto.