27 Mayo de 2025 11:59

Desde el Palacio Duhau al perchero de una feria en Benavidez. Así de vertiginoso fue el giro en la vida de Jésica Cirio, quien tras el escándalo judicial que terminó con su ex pareja, Elías Piccirillo, tras las rejas, decidió bajarse del jet set y subirse a la ola de la moda circular. La ex conductora de La Peña de Morfi desapareció del radar mediático durante varias semanas y hasta meses. Ni posteos, ni entrevistas, ni stories desde el gimnasio. Pero como suele ocurrir en el mundo del espectáculo, su nombre nunca dejó de circular. Y ahora, su ropa tampoco. Según reveló Fernanda Iglesias en Puro Show, Cirio habría dejado una valiosa selección de prendas y accesorios -algunos propios, otros de Piccirillo- en una feria de Benavidez. ¿El objetivo? Más allá de deshacerse de recuerdos incómodos, fomentar el reciclaje textil de alto nivel.

Y, claro está, de paso, hacer lugar en el placard. Entre las joyitas que pudieron verse destacan un bolso Marmont edición especial de Gucci por 1890 euros, una cartera tote LV Neverfull de Louis Vuitton a 2500 dólares y un clásico de clásicos: un bolso Chanel, nada menos que por 3500 dólares. Todo, bajo el sol y al alcance de quien quiera (y pueda) pagar. La producción de Puro Show se acercó al lugar, pero no encontró a la modelo. ¿Casualidad o estrategia para mantener el misterio? Pampito, co-conductor del ciclo, dijo que Cirio prefirió mantenerse al margen, pero que su presencia se sentía en cada etiqueta de diseñador colgada en los percheros.

Hace exactamente un año, la historia era muy distinta. El 26 de mayo de 2024, Cirio y Piccirillo celebraban su lujosa boda en el Palacio Duhau. Una ceremonia fastuosa, digna de la realeza del espectáculo. Pero el cuento de hadas se derrumbó cuando Elías fue detenido por una serie de delitos que parecen sacados de una serie de Netflix: estafas, secuestro coactivo, transporte de drogas, encubrimiento y tenencia ilegal de armas. Uno de los episodios más oscuros del caso fue cuando Piccirillo fue acusado de plantar cocaína y un arma de fuego en el auto de su ex socio Francisco Hauque, con quien tenía una deuda de seis millones de dólares.

Fue el punto final para la pareja y el inicio de una larga retirada de la vida pública por parte de Cirio. Pero como buena celebridad con timing, Jésica encontró una salida original y mediáticamente atractiva: transformar la purga emocional en una acción con tono ecológico y fashionista. De Prada al alma, y del escándalo al slow fashion. Porque si hay algo que Cirio sabe hacer es reinventarse. "Hay que soltar", dicen los coaches de autoayuda. Y Jésica parece haberlo tomado al pie de la letra: soltó a Piccirillo, soltó sus bolsos de lujo y, de paso, soltó un mensaje que mezcla redención con consumo responsable. Mientras tanto, en las redes muchos ya especulan: ¿fue una limpieza emocional o una estrategia de marketing encubierta? ¿Es el final de una etapa o el comienzo de una nueva versión de Cirio 2.0, más minimalista y con conciencia ambiental?