27 Julio de 2015 17:51
Internet y la tecnología digital trastocaron múltiples aspectos de nuestra vida en los últimos 25 años, y una de las más en boga hoy es Uber, que en las últimas semanas estuvo en las noticias por su éxito, sus demandas judiciales y las protestas masivas en su contra.
Uber nació en 2009 para cambiar “la forma en que el mundo se mueve”, según reza su lema.
La empresa funciona en 58 países y conecta a pasajeros con choferes de vehículos particulares a través de una aplicación y, afirma, “sigue acercando a las personas en sus ciudades”. La idea es poder viajar con comodidad y seguridad a un costo significativamente menor que el que ofrecen los medios tradicionales, ya que se trata de un acuerdo entre privados.
Pero claro, no a todos les parece una buena idea. En Francia, por ejemplo, las protestas de los taxistas sumadas a cierto desconcierto de las ciudades por el enmarque impositivo del servicio (no están registrados, no pagan licencia como servicio de transporte, no pagan un seguro adicional, etcétera), hicieron que las actividades de la empresa en ese país se suspendieran después de que el gobierno francés demandó a sus dos principales ejecutivos europeos.
En otros países, el nuevo sistema va encontrando una manera más moderada de hacer las cosas. Las ciudades de México y Nueva York llegaron a diferentes acuerdos con esta nueva manera de moverse.
Josh Mohrer, CEO de Uber, en Nueva York, en una manifestación en el Ayuntamiento de la ciudad.
Uber opera desde 2013 en Ciudad de México, uno de los mercados de más rápido crecimiento a nivel mundial. Hoy la ciudad cuenta con 500.000 clientes y más de 100.000 conductores en Uber y otros 300.000 usuarios en Cabify, su competidora menor.
La capital azteca se convirtió en la primera ciudad de América latina en regular el servicio, incluyendo un impuesto del 1,5% del costo de cada viaje y una regulación sobre el valor de los autos autorizados a ofrecer transporte, que deben tener un costo de al menos 200.000 pesos mexicanos (US$ 12.650) y contar con ciertas prestaciones de seguridad. Además los vehículos deberán tener un permiso especial que costará unos US$ 100, 1.599 pesos mexicanos.
Si bien se regula el servicio de estas empresas, la normativa es un poco menos dura de lo que se temía, ya que se había filtrado un valor mínimo mayor para los autos y no se limitó el número de autos que las empresas pueden ofrecer.
Con las nuevas normativas, el costo para convertirse en conductor de Uber crece un poco, pero desde la empresa afirman que aunque se trata de una “barra alta”, es factible alcanzarla.
En cuanto a la tasa del 1,5%, Corey Owens, jefe de política pública de Uber, aseguró que está entre las más altas con respecto a otras ciudades. Desde el Gobierno mexicano afirman que este el costo no debe ser transmitido a los pasajeros ni a los conductores, sino que debería ser absorbido por la empresa.
No todos están contentos con los resultados de las negociaciones. Rubén Alcántara, un líder sindical, calificó el acuerdo de "falta de respeto" del Gobierno hacia el sector y los 140.000 taxistas registrados en la ciudad amenazaron con realizar protestas o incluso una huelga.
Por su parte, la ciudad de Nueva York, que amenazaba con limitar el número de autos operados por Uber, llegó a un acuerdo para estudiar el impacto de los vehículos en el medio ambiente y el tráfico.
Uber ya cuenta con 20.000 automóviles en la Gran Manzana (superando ampliamente a los 13.587 taxis registrados para operar en la ciudad) y asegura que la limitación pretendida por la ciudad podría destruir 10.000 empleos y dejar a los distritos fuera de Manhattan sin un servicio fundamental.
Los tres grandes medios neoyorkinos (New York Times, New York Post y Daily News) se hicieron eco, denunciando la legislación que intentaba promover el alcalde.
Lo cierto es que las polémicas seguramente no terminarán aquí. No será fácil poner de acuerdo y en armonía el poder de lo establecido con la disrupción de lo nuevo.
En la Argentina
A nivel local, Uber aún no registra actividad. Pero dado el grado de presión gremial de los taxistas, comandados por Omar Viviani, no parece haber un horizonte fácil para su instalación. Al menos no sin legislación y autorizaciones pertinentes.
Sí hay lugar para otros servicios 2.0, como EasyTaxy, una aplicación que conecta directamente taxistas (formales) con pasajeros y que permite solicitar los viajes desde el celular. Ya funciona con éxito en 420 ciudades de todo el mundo.