26 Diciembre de 2025 10:08
Las ventas de Navidad dejaron una foto incómoda para el Gobierno y un balance agridulce para el comercio pyme. Según datos de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), el consumo mostró un crecimiento marginal del 1,3% interanual en volumen, una cifra que, lejos de expresar recuperación, confirma la profundidad del ajuste que atraviesan los hogares. El "rebote" llegó en un contexto de fuerte austeridad presupuestaria y no por una mejora genuina de ingresos.

El dato central es que la Navidad se salvó por la ingeniería comercial y no por el bolsillo. Nueve de cada diez comercios apelaron a promociones, cuotas y descuentos agresivos para evitar una caída mayor. La reaparición del crédito fue clave, al igual que los descuentos por pago en efectivo que, en algunos casos, llegaron hasta el 50%. Sin ese salvavidas, el cierre del año habría sido aún más sombrío. El ticket promedio se ubicó en $36.266, pero con fuertes contrastes: mientras el calzado trepó a más de $60.000, las librerías quedaron muy por debajo, en torno a los $34.484.
La postal es clara: las familias compraron con calculadora en mano, priorizando regalos necesarios o de bajo precio y recortando todo lo prescindible. El humor de los comerciantes reflejó esa fragilidad. Apenas el 45,9% consideró que las ventas estuvieron en línea con lo esperado, y un 21,4% directamente no alcanzó sus objetivos. El resto, que logró resultados mejores, lo hizo mayormente a costa de resignar margen de ganancia, un dato que anticipa dificultades para los próximos meses.
Por rubros, las diferencias fueron marcadas. Perfumería lideró con una suba del 27,8%, empujada por un calendario favorable y ofertas extendidas. Indumentaria y calzado lograron subas modestas gracias a la financiación en cuotas y, en algunas provincias, al uso de bonos locales. En cambio, los sectores vinculados a tecnología y esparcimiento volvieron a caer: equipos de audio, video y celulares retrocedieron 4%, golpeados por una demanda muy selectiva y la apertura de importaciones.

El caso de los juguetes es paradigmático del deterioro del consumo. La Cámara Argentina de la Industria del Juguete (CAIJ) informó una caída del 6,9% en unidades durante las Fiestas. "Un consumo más cauteloso, restricciones presupuestarias en los hogares y decisiones de compra más racionales" marcaron la temporada, explicaron desde el sector. Incluso las ventas online, que venían creciendo, mostraron estancamiento. "Si bien el resultado final fue negativo, el desempeño de diciembre fue mejor al esperado, especialmente en relación con noviembre", sostuvo Matías Furió, titular de la Cámara.
La mejora de último momento no alcanzó para compensar el derrumbe del Día del Niño ni los meses posteriores, lo que deja a la industria con un balance anual claramente en rojo. El ajuste también redefinió qué juguetes llegaron a manos de Papá Noel. Los productos económicos y de precio bajo concentraron la mayor parte de las ventas, mientras que los artículos de alto valor y las licencias de grandes marcas tuvieron una rotación mínima. Muchas de esas licencias, además, se compraron directamente en tiendas virtuales del exterior, profundizando el golpe sobre las plataformas locales.

Paradójicamente, la importación tampoco fue la tabla de salvación. Desde la CAIJ advirtieron que la oferta importada mostró un desempeño "muy negativo", con precios distorsionados, diferencias injustificadas entre importadores y problemas de calidad que generaron desconfianza en los consumidores. Aun así, el 70% de los productos vendidos en el mercado local son importados, un dato que expone la fragilidad de la industria nacional en un contexto de apertura y caída del consumo. Los números finales completan el cuadro: el ticket promedio fue de $19.000 en jugueterías de barrio, $10.000 en supermercados y $45.000 en cadenas especializadas. La preferencia fue clara hacia productos de bajo y mediano precio, condicionando toda la estrategia comercial.

