10 Noviembre de 2025 16:20
El juicio por la muerte de Diego Armando Maradona, una de las figuras más icónicas del fútbol mundial, quedó suspendido en medio de un escándalo en el sistema judicial argentino con la jueza Julieta Makintach como protagonista y que ahora enfrenta un proceso de enjuiciamiento que podría terminar con su carrera. El motivo es ni más ni menos que su participación en el documental Justicia Divina, que pretendía registrar las audiencias del juicio para su explotación comercial, y que terminó poniendo un abrupto freno al proceso judicial.
El 17 de marzo pasado, a solo horas de iniciar la tercera jornada del juicio, el grupo de chat Juicio DAM —integrado por los jueces Maximiliano Savarino, Verónica Di Tommaso y Julieta Makintach— se convirtió en el escenario de un intercambio que hoy es clave para entender lo sucedido. Según Makintach, esos mensajes demuestran que sus colegas estaban al tanto de la presencia de una cámara de filmación en la sala de audiencias desde el inicio del juicio, algo que ellos negaron con contundencia.

A las 11:55 de ese día, Di Tommaso envió un mensaje directo: "Buenos días. Me habló Klass y me preguntó por el tema de la cámara que autorizó July. Estuvimos hablando del tema y tenemos que conversar. Ahora estoy en juicio, pero si ustedes pueden me avisan y hago un cuarto intermedio para no demorarnos mañana antes de la audiencia. July, si tenés una autorización de la Corte, por favor, mostránosla, así se agrega a la causa y evitamos problemas".
El mencionado Klass es Ezequiel Klass, subsecretario de Comunicación y Medios de la Suprema Corte de Justicia bonaerense, quien habría advertido sobre la presencia de una cámara no autorizada en la sala durante la primera audiencia. Esa cámara, según se supo después, formaba parte del equipo de filmación de Justicia Divina.

La respuesta de Makintach no tardó en llegar. A las 11:59, escribió: "Hoy no puedo" y "Si Klass tiene un tema para conversar conmigo, que me escriba". Dos minutos después añadió: "Listo. Ya hablé con Ezequiel. Y quedé a disposición por si necesita algo. De todos modos, lo converso con la Corte también para asegurarnos de no tener problemas. ¿Alguna presentación o algo del juicio que tengamos que atender?".
Makintach intentó calmar las aguas entre sus colegas poco después: "Y agrego, para que se queden tranquilos. Desde ya que no los filman a ustedes. Ni van a filtrar prueba. Le doy la formalidad que Klass necesite, aunque la Corte no necesitó ninguna".

Sin embargo, ni Savarino ni Di Tommaso volvieron a mencionar el tema en ese intercambio. Savarino respondió, pero únicamente para referirse a cuestiones procesales: "Por ahora no presentaron nada. Cualquier cosa estamos en contacto".
Para Makintach, estos mensajes son prueba suficiente de que sus colegas estaban al tanto del ingreso de la cámara desde el primer momento. Sin embargo, tanto Savarino como Di Tommaso sostienen lo contrario: el día en que el juicio fue declarado nulo debido a la irregularidad, ambos afirmaron no tener conocimiento alguno sobre el documental ni sobre la autorización para filmar.

Makintach, que negó y re contra negó los hechos, intentó justificar su accionar: "Quería dar la mejor imagen de la Justicia. Cumplí mi rol de jueza desde el minuto uno del juicio. Nunca imaginé que iba a generar tanto daño a la Justicia. Fue todo lo contrario a lo que yo buscaba", afirmó.
Además, sus abogados solicitaron que se permitiera abrir el teléfono celular utilizado por la magistrada para incorporar todos los mensajes como prueba documental. Sin embargo, esta solicitud fue rechazada por el jurado. Makintach también pidió disculpas públicas: "Pido perdón por cómo dañé la imagen de la Justicia", expresó entre lágrimas durante una audiencia.

Mientras tanto, Savarino y Di Tommaso deberán declarar como testigos en los próximos días. En su breve intervención antes de que se suspendiera una audiencia por problemas de corte de luz primero y de filtración de agua después, Savarino afirmó: "Vendré las veces que sea necesario. Tengo mucho por declarar".
La fiscal general Analía Duarte, encargada de la acusación pública contra Julieta Makintach, fue contundente en sus alegatos iniciales: "Esta acusación pretende demostrar que la magistrada, en su calidad de jueza, decidió personalmente participar en un video, en un proyecto audiovisual sobre el juicio en el que juzgaba la responsabilidad de hombres y mujeres vinculados presuntamente a la muerte de Diego Maradona, con el fin de explotarlo comercialmente", expresó dejando totalmente expuesta a la jueza de Justicia Divina.

