por Natalia Torres
20 Junio de 2017 14:32Las de abogado, militar y periodista son tres de las caras más conocidas de Manuel Belgrano. Sin embargo, si el prócer se destacó haciendo oir su nombre a través de los siglos fue por algo más global: su mentalidad revolucionaria.
Manuel Belgrano, un prócer con mentalidad de avanzada.
Y, como parte de ese espíritu, Belgrano no sólo fue instrumental a la independencia argentina sino que también -entre otras cosas- militó el cultivo de cannabis.
Lejos estaba, claro, de conocer su uso recreativo. Durante sus años de educación en España, el joven Manuel se puso en contacto con la marihuana, que allí poseía usos medicinales, se fumaba en forma de uno de sus derivados, -el hashish- y era clave en la economía textil de la mano de la fibra del cáñamo.
Industria nacional
Y como revela el periodista Fernando Soriano en su libro "Marihuana, la historia" -editado recientemente por Planeta- fue justamente pensando en explotar su utilidad industrial que Belgrano quiso plantarla en Argentina.
"Él escribió sobre los beneficios que podría tener para la colonia el cultivo de cannabis para fabricar con el cáñamo telas, cuerdas y sobre todo lonas, insumos que venían muy bien para la industria naval", le explica a BigBang.
Belgrano, aún funcionario de la Corona española, pensaba así colaborar con ella exportándole materias primas. Sin embargo, no sólo España no se entusiasmó demasiado con la idea sino que, como ilustra Soriano, "tenía la resistencia de los monopolistas de Cádiz, a quienes les convenía seguir contrabandeando material de afuera antes que producir el propio".
"Es increíble como la historia argentina se repite y te das cuenta de quiénes están a favor de la economía del país y quiénes no", reflexiona el periodista. "La grieta no es nueva".
Proto-feminista y ecologista
El proyecto de fundar una industria argentina del cáñamo no se cerraba en su importancia industrial: para Belgrano también podía servir de fuente laboral ideal para las mujeres pobres.
El creador de la bandera también apoyaba la superación femenina y el desarrollo sustentable.
Así, según él mismo escribió en 1797, podía constituir "un recurso para que trabajen tantos infelices y principalmente el sexo femenino, sexo, en este país, desgraciado, expuesto a la miseria y la desnudez, a los horrores del hambre y estragos de las enfermedades, expuestos a la prostitución y a tener que estar mendigando de puerta en puerta un pedazo de pan".
"Me sorprendieron de Belgrano, por un lado, esa sensibilidad particular hacia las mujeres en una época donde pensábamos que todo el mundo las tenía como ciudadanas de segunda", remarca Soriano. "Y otra cosa que me sorprendió fue su mirada proteccionista de la naturaleza. Era un ecologista mucho antes de que existiera esa idea".