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Es argentina, abandonó el país en plena crisis del 2001 y hoy triunfa en Europa como cantante

La compositora, cantante y baterista estuvo viviendo durante 21 años en Londres. Logró tocar junto artistas de clase mundial como Ricky Martin o Taio Cruz y ahora se lanza como solista. 

por Alejo Paredes

27 Marzo de 2021 09:00
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Laura Fares, mejor conocida como LAU, logró, a base de coraje e insistencia, superar cada uno de los obstáculos que le fue poniendo la vida. Si bien nació en la Argentina, a los 21 años decidió irse a probar suerte a Reino Unido, empujada por la crisis económica que ya asomaba en el país en 1999 y que terminó de explotar en el 2001. "Pasábamos una situación económica muy fea en 1999, mi familia lo perdió todo prácticamente", le adelantó a BigBang

Lejos de dar su brazo a torcer, optó por ir a probar suerte a otro país. ¿Su objetivo? Ayudar a su familia. Actualmente, Lau es una respetada y conocida compositora, cantante y baterista que vive en Barcelona y llegó a tocar con artistas de clase mundial, como lo son Ricky Martin, Sam Sparro, Taio Cruz y Big Black Delta. "Todos con los que trabajé me inspiraron...Lo que aprendés es el nivel y el profesionalismo que tienen", explicó.

Co-fundadora del influyente sello Synthwave/Synthpop Aztec Records, junto a su buen amigo el argentino Ariel Amejeiras, Lau decidió que ya era tiempo de abandonar la sombra de estos reconocidos artistas para dar inicio a su carrera como solida. Así fue como, pandemia de por medio, lanzó su propio álbum "Believer" con sonidos retrowave y synthpop: "Necesitaba creer en mí misma, en mi voz, en mi imagen y en mis actitudes musicales".

En diálogo con este sitio, Lau se animó a hablar de todo: desde el inicio de su carrera al experiencias que le dejó trabajar con importantes artistas como Sam Sparro, Taio Cruz o Ricky Martin, pasando por la decisión de abandonar el país para hacer realidad su sueño de convertirse en artista musical hasta todos los retos que tuvo que superar para ver este gran anhelo cumplido. "Fui la primera de mis hermanos (tiene dos hermanos mayores) en irme y en tartar de sobrevivir", explicó.

Después de trabajar con grandes de verdad, te lanzas como solista. ¿Cómo surgió este deseo de convertirte en la artista principal?

- Mi carrera musical fue como mutando a través de los años. Yo las llamo mis reencarnaciones musicales porque empecé como baterista y sesionista, me fui de Argentina en 1999 y me mudé a Reino Unido. Estuve en Londres, ahí estudié música: fui al Music College, después fui a la Universidad a estudiar música popular y cuando salí de ahí me fui de gira como baterista/sesionista, primero para bandas pequeñas y después para grandes artistas como Ricky Martin o Taio Cruz.

Fue como una progresión y al mismo tiempo empecé a ser productora. Durante ocho años también fui DJ, hice giras produciendo y remixando. Finalmente en los últimos años me incliné más a composición y cantautora, por lo que decidí lanzarme como solista. Hice de todo y tengo un sello discográfico también que se llama Aztec Records. 

Fue una necesidad muy grande de salir un poco al frente y expresar mis emociones. Poner mi cara y creen en mi misma. En estos últimos años, siempre hice música para alguien o estuve oculta detrás de otro artista. Si bien compañía, por ejemplo compuse todos los temas de Nina en la última década, yo no ponía mi cara y la gente no sabía qué hacía yo detrás. 

Creo que surgió la necesidad grande de empezar a creer en mi misma, por eso llame a mi álbum Believer. Por fin creer en mí misma, en mi voz, en mi imagen y en mis actitudes musicales. Cosas de las que siempre dudé y que me daba miedo abrirme. Este álbum fue como una terapia, expresar todas mis emociones. Después de ocho años me separé de mi pareja y justo surgió la pandemia. ¡Ocurrió de todo en este último año! Fue un año muy loco.

Era el momento perfecto de estar en mi casa, bajoneada, escribir y volcar mis emociones en la música. Si bien las letras son profundas, muy honestas y algunas son de separación, la música en sí es alegre, ochentosa. Es pop y son temas que se pueden bailar. Me gustan ese contraste de letras serias y profundas con música alegre. Fue ir descubriendo mí sonido, quien soy yo, cuáles son mis letras y qué quiero compartir. encontrar mi voz y decir esta soy yo. 

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Fue una necesidad muy grande de salir un poco al frente y expresar mis emociones. Poner mi cara y creen en mi misma. En estos últimos años, siempre hice música para alguien o estuve oculta detrás de otro artista. Si bien compañía, por ejemplo compuse todos los temas de Nina en la última década, yo no ponía mi cara y la gente no sabía qué hacía yo detrás. 

Al tocar para otra gente quedas vacía. Tocas para ellos, después no te necesitan más y ahí queda. Te quedas como sin nada y me dije que estaría bueno ser yo la artista por primera vez después de más de 20 años de trabajar para otra gente. 

Este último año fue de muchos cambios ¿Todas estas experiencias sirvieron a la hora de crear Believer?

- Creo que surgió la necesidad grande de empezar a creer en mi misma, por eso llame a mi álbum Believer. Por fin creer en mí misma, en mi voz, en mi imagen y en mis actitudes musicales. Cosas de las que siempre dudé y que me daba miedo abrirme. Este álbum fue como una terapia, expresar todas mis emociones. Después de ocho años me separé de mi pareja y justo surgió la pandemia. ¡Ocurrió de todo en este último año! Fue un año muy loco.

Era el momento perfecto de estar en mi casa, bajoneada, escribir y volcar mis emociones en la música. Si bien las letras son profundas, muy honestas y algunas son de separación, la música en sí es alegre, ochentosa. Es pop y son temas que se pueden bailar. Me gustan ese contraste de letras serias y profundas con música alegre. Fue ir descubriendo mí sonido, quien soy yo, cuáles son mis letras y qué quiero compartir. encontrar mi voz y decir ésta soy yo. 

Me separé de mi pareja, me mudé de Londres a Barcelona en medio de la pandemia, pasé por muchas emociones y grandes cambios, y este álbum me sirvió como una especie de terapia personal para procesar todas las etapas que pasé. Desde la tristeza y el dolor inicial, hasta las canciones más positivas, de querer volver a enamorarme y de entender que estoy exactamente donde debo estar.

Tuviste la oportunidad de tocar con Ricky Martin, Taio Cruz o Sam Sparro. ¿Qué aprendizajes te dejaron?

- Lo que aprendes es el nivel y el profesionalismo que tienen. Todo el entorno de un artista de ese calibre, todos los asistentes que se necesitan para preparar un show, vestirlos, asistirlos...es toda una empresa trabajando para este artista. Pero lo que más te marca es el profesionalismo y lo duro que es ser un artista de esa talla. Casi no dormís, un día tocás en Londres y al otro en Japón. Es una agenda muy movida y no es para todo el mundo. Te rompe el cuerpo.

No saben dónde están ni que hora es. Empiezan a tomar pastillas para dormir porque no es fácil conciliar el sueño con tanto cambio de aire. Si bien es muy glamoroso, no es fácil, es un trabajo muy fuerte. Todos con los que trabajé me inspiraron, pero por ejemplo Taio Cruz producía hits en su habitación del hotel con su laptop. Una hora antes de presentarse, armaba sus hits. Además no toma alcohol en lo absoluto, solo coca o una fanta de naranja. ¡Es increíble!

¿Fue difícil abandonar el país? ¿Alguna vez te arrepentiste o siempre tuviste la mirada puesta en tu sueño?

- Arrepentirme, nunca me arrepentí de haber abandonado Argentina. Pasábamos una situación económica muy fea en 1999, mi familia lo perdió todo prácticamente, como muchísimos argentinos por las tantas crisis económicas del país, y no veía otra salida, me sentía inútil allá porque trabajes donde trabajes y ganes lo que ganes no alcanzaba para sobrevivir. Me sentía más útil yéndome aprobar suerte e intentarle enviar dinero a mi mamá. 

Y fue eso lo que hice, me tiré a la pileta para ver qué pasaba. me fui con el pasaje y 200 dólares. Laburé de todo, hice de todo: fui camarera, vendedora, lavé platos y apenas pude me anoté en el Music College e iba haciendo lo que yo quería hacer. Fui tirando para adelante, ayudando a mi familia y cuando terminé la Universidad, el gobierno de Reino Unido me ayudó mucho al darme becas o préstamos para ayudarme a estudiar, ahí me estabilicé y comencé a vivir de la música. 

Igualmente, siempre extrañé a mi familia y amigos. Reino Unido es muy diferente a la Argentina, no solo en el clima, que es un desastre. La gente es mucho más fría, ambiciosa y solo va a Londres a armar una carrera o hacer dinero. Solo con mestas. Las cumplen y se mandan a mudar y eso es lo que a mi me dolía al principio.

En 21 años, tenía amigos que iban y venían. Mis amigas de Argentina, de la escuela, a quien conozco desde hace más de 30 años y hablamos, Eso en Londres no pasa. Yo siempre traté de volver, cada uno o dos años, a la Argentina un mes para visitar y reencontrarme con mis seres queridos. Yo creo que no lo elegí, se dio así. Fui la primera en irme y en sobrevivir, ayudar, mandar dinero con lo que podía, con mi sueldito de camarera.

La pandemia afectó a millones de artistas a nivel mundial. ¿En tu caso particular, te afectó más de la cuenta o supiste hacerla valer? 

- Totalmente la supe hacer valer. Aproveché esta pausa para crear. ¿Qué más vas a hacer si estás encerrado y no podés salir? Si sos artista, vas a crear. Tenés un montón de emociones para expresar, energía guardada que al no salir, viajar o participar en shows tenés que liberar. Yo tuve la suerte de contar con el espacio, inspiración no me faltaba y sigo escribiendo muchísimo. Conozco muchos artistas que el año pasado escribieron álbumes enteros.

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Hasta hace un año y pico, yo me iba de gira con Nina y eso te llevaba mucha energía y tiempo. Estabas cansada todo el tiempo por el ensayo y la preparación del show. Antes una vez por mes estaba en otro país, encima que Europa es chico, pero al no viajar no te queda otra que crear. ¿Cuánto Netflix vas a ver antes de que te aburras? Hay que crear y creo que este fue el tiempo ideal para eso. 

La pandemia impulsó el uso de la tecnología ¿Crees que el streaming y los shows en vivo van a poder convivir?

- Hay demanda para ambos. Antes de la pandemia ya habían streaming shows, artistas muy famosos, como Jesse & Joy, habían comenzado hacer streaming shows. Pero algo muy extraño, muchos se preguntaban quién iba a pagar para ver algo en la pantalla. Pero eran espectáculos exclusivos, un show íntimo, con cámaras cerca de ellos y la gente lo pagaba. Siempre habrá una demanda para eso si se le da una vuelta, se hace original y exclusivo, la gente lo va a consumir.

Más allá de que nos vacunemos todos, siempre habrá gente con más o menos riesgos que no quieren estar en un festival junto a una multitud de gente. El streaming llegó para quedarse, pero es algo alternativo. Ahora está atravesando por un ´boom´ porque es lo único que nos queda por culpa de la pandemia. 

Luego de 21 años en Londres, lograste conectarte a la Argentina a través de su sello...

- Fundamos Aztec Records con mi amigo Ariel Amejeiras en el 2010, y la idea era lanzar y desarrollar artistas de la escena Synthwave/Synthpop/Retrowave en inglés, con sintetizadores e influencias de sonidos de los 80s. Inicialmente era una escena muy underground, pero a través de los años fue creciendo cada vez más.

Aztec Records tiene dos sedes: acabamos de abrir Aztec Latin en Argentina que representa artistas popo y electrónicos en castellano. El sello lo abrimos hace 10 años (en 2010) en Londres con Ariel Amejeiras, un argentino que estaba radicado también en Reino Unido y que ahora vive en Mendoza. Yo me mudé a Barcelona hace cuatro meses por varias cuestiones, pero una de ellas fue que me escapé del Brexit porque no coincido con no ser parte de Europa. 

No me quería aislar más, ya es una isla y aislarse más es medio ridículo. También me cambié por el clima, había muchas cosas que ya no soportaba y quería escaparme. Tengo amigos en Barcelona, tengo muchos argentinos amigos ahí, la cultura es mucho más cercana a la nuestra, desde la comida hasta la playa, y creo que fue un cambio necesario. Hice 21 años en Argentina, 21 en Londres y ahora veremos si me quedo otros 21 en Barcelona. 

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