05 Febrero de 2016 06:50

Del champagne al encierro. Charlotte Caniggia desembarcó hace cuatro semanas en la edición VIP de Gran Hermano España. Lejos de los lujos a los que está acostumbrada, la hija de Mariana Nannis soporta insultos, críticas, parodias y hasta insólitas pruebas para permanecer en el reality.
Su incorporación al ciclo fue criticada por muchos televidentes, quienes no dudaron en cuestionar desde su cuerpo, hasta sus desopilantes frases de niña mimada. “Mi vida es normal, me levanto, voy al gimnasio, voy a la peluquería, voy de compras”, fue una de las frases con las que se presentó ante la audiencia.
Lejos de hacerse eco de la crisis económica que afecta al país, la voluptuosa rubia no hace más que sacar a relucir siempre su faceta “ingenua”. “Me gustaría tener un Ferrari, pero mi papá (Claudio Paul) no me lo quiere comprar”, fue otra de sus desafortunadas revelaciones.
La rubia es criticada por su figura: dicen que no tiene cintura y que sus lolas son demasiado grandes.
Como si la bronca por sus reacciones caprichosas (se queja por la comida, es poco solidaria y sólo le importa verse bien en cámara) no fuera suficiente, Charlotte también irrita a la audiencia española por sus confesiones estéticas. “Si fuera fea no trabajaría mucho”, reconoció en una oportunidad, para luego sumar con soberbia: “Todas las mujeres son bellas, pero algunas no se saben arreglar”.
La obligaron a frotar su cara contra una panza engrasada.
“Desproporcionada”, “vacía” y “desopilante”, son algunos de los adjetivos con los que la prensa describe a la participante más cuestionada del reality. Rápidos de reflejos, los productores del ciclo no dudaron en levantar la vara de las pruebas semanales y someter a la heredera de Nannis, por ejemplo, a frotar su rostro contra una panza engrasada.
El verano pasado también fue una tortura: se fue del reality “La isla de los famosos” porque no había peluquería.
Lo mismo sucedió el verano pasado cuando se sumó al ciclo La isla de los famosos. Duró poco. La falta de tintura y mala alimentación hicieron que ella misma renunciara al reality. “
Me quiero ir. Quiero comer hamburguesas e ir a la peluquería. Esto no es lo mío”, fue su insólita justificación.