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Un jugador de Quilmes no puede pagar el alquiler y vive con un hincha

Sergio Hipperdinger tiene 24 años y uno de los contratos más bajos del club bonaerense, que atraviesa una fuerte crisis. "El dueño me había bancado siete meses, no le puedo decir nada", confesó.

15 Junio de 2016 11:40
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Con 15 años y un futuro por delante, Sergio Hipperdinger llegó desde Chaco hace varios años para probar suerte en Quilmes, club que le abrió las puertas, lo hizo debutar en Primera División y le dio su primer contrato como profesional. Sin embargo, el presente del delantero hoy dista mucho de aquel sueño, según cuenta Goal.

Mal momento para el jugador y sus compañeros.

A sus 24 años, el jugador se encuentra en una situación límite, ya que la deuda que mantiene el club del sur del Gran Buenos Aires con su plantel, que no cobró su salario en lo que va del año, lo obligó a irse del departamento que habitaba por no poder pagar el alquiler. "El dueño me había bancado ya siete u ocho meses, no le puedo decir nada", confesó el delantero en diálogo con FM Sur.

Hipperdinger tiene uno de los contratos más bajos del plantel, el que apenas le alcanzaba para ayudar a su madre y ni siquiera podía tener algún tipo de ahorro. Con la falta del mismo, primero dejó de colaborar con su humilde familia, luego debió alternar comidas en el club para evitar gastos alimenticios y ahora, como punto cúlmine, no tuvo otra que dejar su lugar de residencia.

socio solidario

Pero claro, toda historia tiene su lado positivo, y uno de los socios de Quilmes, preocupado por la situación de su club y el futuro del jugador, decidió alojarlo en su casa hasta que pueda resolver el conflicto. Según cuentan, Hipperdinger espera la oferta de algún otro club argentino o del exterior para finalizar su vínculo con el Cervecero y, de a poco, comenzar a salir adelante.

La cada vez más preocupante deuda de la institución bonaerense con sus jugadores obligó al plantel a realizar diferentes medidas de fuerza durante el último torneo. Primero decidieron dejar de concentrar para los partidos e incluso ni siquiera entrenaron en la última parte del certamen.

Sin ningún tipo de apoyo institucional (él mismo admitió que no se comunicaron con él ni del club ni de Futbolistas Argentinos Agremiados), Hipperdinger vive lo que sin dudas se trata del peor momento de su carrera profesional.

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