23 Diciembre de 2025 10:08
La escena quedó registrada por una cámara interna y desató una indignación que todavía sacude a Mar del Plata. Un jubilado de 89 años fue golpeado de manera violenta por una enfermera en el geriátrico Posada Punta Mogotes, luego de negarse a tomar su medicación. El caso derivó en una investigación judicial y en la clausura del establecimiento, ordenada por la fiscal Carolina Castañeda, tras constatarse "una serie de irregularidades" en su funcionamiento.
La víctima es Héctor Salas, diagnosticado con Alzheimer. Sus familiares lo encontraron con heridas visibles en el rostro y una fractura en la muñeca. A la gravedad de las lesiones se sumó la viralización del video del ataque, que terminó de desnudar una realidad que hasta entonces permanecía puertas adentro. El episodio ocurrió días atrás en el geriátrico Posada Punta Mogotes, ubicado en General Pacheco al 2000. La fiscal dispuso como primera medida que el hombre fuera retirado del lugar y ordenó una inspección ocular. El resultado fue lapidario: problemas de habilitación, falencias en medidas de seguridad y falta de personal suficiente.
Con esos elementos, se dictaminó la clausura. Según informó el medio local 0223, durante la inspección se detectaron "deficiencias en la habilitación, medidas de seguridad y disponibilidad de personal". La causa se tramita en la Oficina de Composición Temprana de Conflictos Sociales y permanece abierta, a la espera de nuevos informes médicos y testimonios. "Esta semana podrían declarar otros testigos mientras se aguarda el informe del Cuerpo Médico para agregar al expediente", señalaron fuentes judiciales. Y agregaron: "Puede haber información que refuerce la hipótesis de la Fiscalía".
Las autoridades buscan determinar en "detalle el estado de habilitación, de medidas de seguridad, personal disponible y otras cuestiones preventivas". El caso salió a la luz cuando una nieta de Salas notó las lesiones durante una visita. "Mis primas fueron a visitarlo y notaron que tenía algunas lesiones. En las manos, en los ojos y en la boca", relató la joven, quien aportó a la Justicia el material fílmico y fotografías. En el video se observa una sala de estar con varios ancianos y al hombre rodeado por personal del lugar, en una situación tensa que culmina en la agresión.

La familia denunció además que la dueña del geriátrico intentó justificar el ataque alegando que Héctor "había sufrido un brote psicótico" tras negarse a tomar una pastilla. La respuesta fue inmediata y contundente: "Le podía haber dado la pastilla disuelta en la comida o en la bebida", acusaron. El diagnóstico médico posterior confirmó fracturas en la mano derecha, especialmente en el dedo pulgar. Pero el daño no fue solo físico. Antes de ser retirado del lugar, el propio Héctor habló en un video que se difundió en redes sociales. "Qué bochinche que se armó, che. Yo vine a pagar sin querer. Se armó la joda y yo también pagué", dijo.

Y, cuando le preguntaron por qué no avisó lo ocurrido, respondió: "¿Qué te voy a avisar? No podía". Luego, con una claridad desgarradora, remató: "Me quiero ir a la mierda, me quiero ir ahora mismo". Para la familia, el caso expone una problemática estructural. "Están en un estado de vulnerabilidad terrible, sin nadie que los proteja", advirtieron, al tiempo que reclamaron controles más estrictos y responsabilidades claras. La clausura del geriátrico llegó después del golpe, después del video y después de las fracturas. La investigación sigue en curso y no se descarta que surjan nuevas denuncias.

