22 Mayo de 2025 08:30

Por la puerta de un departamento cerrado por dentro, el espanto se coló sin aviso. En la cocina, una carta escrita con trazos desesperados y tinta manchada de sangre daba pistas de una tragedia insondable. Laura Leguizamón, una mujer de 51 años, habría sido la autora de la masacre que sacude a Villa Crespo: asesinó a puñaladas a su esposo, Adrián Seltzer, y a sus dos hijos, Ian (15) e Ivo (12), antes de clavarse un cuchillo en el corazón. A medida que la investigación avanza, la hipótesis que parecía más lógica se desmorona. En un principio, las pericias apuntaban a Seltzer como el responsable del horror: tenía un cuchillo en la mano y estaba muerto en la cama. Pero la escena era más compleja de lo que parecía, y con las horas, el relato cambió: la Justicia ahora cree que fue Leguizamón quien perpetró el triple crimen y luego se suicidó.

No hay palabras para describir lo que se vivió el miércoles a la tarde, cuando la empleada doméstica de la familia ingresó al departamento del sexto piso en la calle Aguirre al 200. Nadie respondía a los llamados. Las luces estaban apagadas. El silencio, denso y cargado, presagiaba lo peor. Y así fue: en distintos ambientes del hogar, los cuerpos de los cuatro integrantes de la familia yacían sin vida, rodeados de sangre y con heridas punzantes. La escena parecía salida de una pesadilla. Ivo fue hallado en su habitación, Ian murió en el pasillo tras intentar escapar. Seltzer yacía en la cama, dormido o despertando al infierno.
Laura, en el baño, con una herida letal y sin signos de defensa. La rigidez cadavérica indicó que fue la última en morir. En la cocina, una hoja manchada con sangre parecía firmar el capítulo final de una mente quebrada: "Todo mal. Fue mucho. Los amo. Mal. Perverso", decía el papel con letra errática. Al lado, un dibujo infantil con la contraseña de un celular familiar. Y más allá, dos cuchillos Tramontina y medicación psiquiátrica tirada en el suelo. Nada desordenado. Nada robado. Solo muerte. La hermana de Leguizamón confirmó que la mujer sufría un brote psicótico y que atravesaba un tratamiento por esquizofrenia.

La empleada doméstica sumó otro dato escalofriante: en las últimas semanas, la notaba distinta, errática, ida. Hasta hace poco, las redes sociales de Leguizamón contaban otra historia: viajes, sonrisas, ternura materna. Mar del Plata, Cariló, Salta, Francia. "Bellezas de la madre", escribía bajo una foto con sus hijos. También compartía libros, pasatiempos, vida social. Todo indicaba un presente pleno. Nada anticipaba la tormenta que se gestaba puertas adentro.
Adrián Seltzer, de 53 años, era un consultor reconocido en el mundo del agro, experto en mercados de granos. Escribía columnas en medios especializados y era un apasionado del vino. Ian e Ivo eran adolescentes comunes: colegio, juegos, vacaciones con los abuelos. Una familia normal. O eso parecía. Hoy, Villa Crespo llora. Los vecinos, atónitos, aún miran el edificio con una mezcla de estupor y pena. La AMIA, organización a la que pertenecía Seltzer, emitió un comunicado: "Acompañamos a los seres queridos de la familia en este momento de profundo dolor".

La fiscalía a cargo de César Troncoso ya caratuló el caso como "triple homicidio calificado seguido de suicidio". La División Homicidios aún trabaja en los peritajes, pero el espanto ya está instalado, irreversible, imposible de borrar. Seltzer había sido sospechado en un inicio como el autor material de los homicidios porque un cuchillo fue hallado en una de sus manos, pero todo cambió cuando comenzaron las sospechas sobre la mujer. Desde la investigación indicaron que no existían denuncias previas por violencia de género o por maltrato infantil.