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"Estoy cansado": el desesperado "trato" de un cura a los ladrones de su parroquia

En González Catán, el padre Eugenio Mazzeo, de la iglesia Nuestra Señora de Caacupé, se cansó de los robos en el comedor de la parroquia y colgó un particular pasacalle.

04 Octubre de 2017 18:22
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Un humilde pasacalle, colgado en las puertas de la parroquia Nuestra Señora de Caacupé, de González Catán, llamó la atención de los vecinos para luego reproducirse en redes sociales. 

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El pasacalle que el padre Eugenio colgó en la puerta de su parroquia. 

"Sres. ladrones, es la quinta vez que nos roban en menos de un año. El trato es éste: la parroquia les da comida y ustedes la dejan cocinar en paz", puede leerse en el mensaje firmado por el padre Eugenio Mazzeo

Un drama constante

"Fundamentalmente, lo hice porque estoy cansado", le revela el párroco a BigBang. "Pero tampoco lo analicé. Sentí que tenía que hacer algo, quizás me equivoqué. Se dice que el bien se hace en silencio, pero la intención no fue hacer publicidad sino que estaba dirigido a la comunidad nuestra, que es la única que puede cambiar la realidad". 

Y más allá del formato irónico del pasacalle, Mazzeo tiene una intención profunda: la de ayudar a los jóvenes de la zona que se sumergen en la delincuencia. 

"De hecho, lo estamos haciendo desde el Obispado con una granja para recuperación de adictos. En el fondo, el problema es la adicción, queremos tenderles una mano. Que uno sólo de ellos responda para mí ya seria un logro", agrega.

"La mayoría de los chicos que roban son conocidos, tienen sus esquinas, sus pequeñas banditas", explica el sacerdote. "Son vecinos nuestros, hijos de laburantes, de gente buena. Pero que. lamentablemente, se van por el camino de la autodestrucción".

Un trabajo esforzado

En la parroquia Nuestra Señora de Caacupé se preparan 120 viandas de lunes a viernes para repartir entre las familias del barrio que así lo necesiten.  

En el último robo, los delincuentes se llevaron un microondas, 12 cajas con botellas de aceite y otros alimentos. Según reveló Mazzeo, un donante ya se comunicó con ellos para reponer el horno. 

Usualmente, el comedor se sostiene gracias al trabajo de voluntarios y a alimentos no perecederos suministrados por el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación y la Municipalidad de La Matanza; mientras que la carne, verduras y lácteos suelen ser donados por miembros de la comunidad de Villa Dorrego.

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