De laburar, ni hablemos
02 Mayo de 2025 10:43
En una nueva embestida contra el periodismo, el presidente Javier Milei difundió en las últimas horas un mensaje en sus redes sociales en el que acusa a los periodistas de provocar deliberadamente a entrevistados en la vía pública para luego victimizarse. "Pasen y vean. Aquí un periodista me cuenta lo que hacen para tratar de sacar a una persona para que reaccione y luego ponerse en el lugar de víctima. Es parte de una estrategia", escribió y concluyó con su ya repetida frase: "No odiamos lo suficiente a los periodistas... Ciao!".
El posteo fue acompañado por una captura de texto en la que se afirma que los periodistas "empujan, pisan y hasta salivan" adrede para desestabilizar a sus interlocutores, y que supuestamente se entrenan para ello en sesiones de "media training" o "coucheos". La afirmación fue rápidamente desmentida por fuentes de escuelas de periodismo, medios y expertos en formación profesional, quienes rechazaron la existencia de tales prácticas en el oficio periodístico. Aclararon, además, que el media training es una herramienta común para funcionarios y voceros, orientada a mejorar la claridad comunicacional, no a fomentar agresiones.
Las declaraciones del mandatario se inscriben en una escalada discursiva cada vez más agresiva hacia la prensa. De hecho, durante los últimos días, Milei apuntó con nombre y apellido contra comunicadores como Diego Brancatelli, Nacho Girón y Paulino Rodríguez, entre otros. Las expresiones generaron preocupación en organizaciones como FOPEA y ADEPA, que advirtieron sobre el deterioro creciente de las condiciones para el libre ejercicio del periodismo en Argentina.
Este jueves, el Presidente volvió a arremeter, esta vez contra una publicación de Brancatelli, quien había criticado la ausencia de la ministra Sandra Pettovello en un acto oficial. Según el periodista, la funcionaria se habría quedado en Roma haciendo turismo tras el funeral del papa Francisco. La versión fue desmentida por la propia Pettovello, quien alegó que regresó con la comitiva oficial y luego fue intervenida quirúrgicamente. Aun así, Milei aprovechó el episodio para insistir con sus ataques: "Aquí ponemos en evidencia al gran mentiroso de Brancatelli... No odiamos lo suficiente a los periodistas".
En paralelo, el mandatario también defendió a su asesor Santiago Caputo, señalado por un comportamiento intimidante hacia un fotógrafo durante el debate de candidatos porteños. Y volvió a justificar su prédica contra la prensa con un mensaje que aparenta ser una conversación con un periodista: "Aquí un periodista me cuenta lo que hacen para tratar de sacar a una persona para que reaccione... Es parte de una estrategia".
En ese contexto, se sumó a la polémica el tuitero libertario Daniel Parisini, alias "El Gordo Dan", conocido por su cercanía al oficialismo. En respuesta a Milei, escribió: "¿Javo podés meter en cana a algún periodista por decreto como hizo Alfonsín, por favor?". La alusión remite al decreto presidencial del 22 de octubre de 1985 con el que Raúl Alfonsín ordenó la detención de 12 personas acusadas de conspiración, entre ellas dos periodistas.
La retórica de confrontación con la prensa no parece improvisada. Según fuentes libertarias, el propio Caputo diseñó junto a Milei una estrategia para instalar a los medios como la "nueva casta", tomando como modelo el enfrentamiento de Donald Trump con el periodismo en Estados Unidos. El objetivo sería doble: reforzar la figura del líder libertario como único canal legítimo de información y darle visibilidad privilegiada a streamers y comunicadores afines. En esa línea, el gobierno prepara una resolución para modificar el sistema de acreditaciones en Casa Rosada, lo que podría restringir el acceso a periodistas críticos y facilitar el ingreso de influencers alineados con el oficialismo.
La ofensiva, por ahora discursiva, se da en un clima cada vez más hostil para el periodismo en la Argentina. La insistencia en frases como "no odiamos lo suficiente a los periodistas" preocupa a diversas organizaciones y actores del sector, que advierten sobre el riesgo de legitimar la violencia simbólica —e incluso física— contra quienes ejercen el derecho constitucional de informar. ¿El gobierno busca imponer una nueva normalidad comunicacional donde la prensa libre ya no tenga lugar?
