19 Junio de 2025 12:21

Mientras el Gobierno nacional insiste en minimizar el alcance de la histórica movilización en Plaza de Mayo en defensa de Cristina Fernández de Kirchner, las imágenes aéreas desmienten con elocuencia el relato libertario. Con una marea humana que colmó la plaza, las diagonales y los alrededores del Cabildo, miles de personas se congregaron el pasado miércoles en una convocatoria que superó holgadamente las 50 mil presencias y que, según los organizadores, alcanzaron las cien mil.
Sin embargo, desde Casa Rosada, las declaraciones apuntaron a reducir la significancia del acto. "Una cancha de Huracán", ironizó un colaborador del presidente Javier Milei, en diálogo con la agencia Noticias Argentinas mientras otros funcionarios se atrevieron a fijar un tope arbitrario de "48.200 personas". En esa línea, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, reafirmó: "En el momento de máxima cantidad de gente hubo 48.000 personas, hasta contamos la gente que estaba en su casa, no nos quedamos cortos".
Lo cierto es que las imágenes registradas desde el aire -difundidas por medios independientes y replicadas en redes sociales- muestran una escena completamente opuesta a lo que afirma con convicción el gobierno libertario. La Plaza de Mayo completamente desbordada, con la concentración expandiéndose por Avenida de Mayo, Diagonal Sur, Diagonal Norte, y hasta alcanzar la 9 de Julio. Los espacios estaban ocupados en su totalidad por columnas de militantes, organizaciones sociales, sindicatos, agrupaciones políticas y ciudadanos autoconvocados que acudieron a expresar su rechazo a la proscripción y persecución contra la ex mandataria.
A contramano de lo que afirmó Bullrich -quien aseguró que se había hecho "un cálculo geométrico, matemático" para contabilizar a los presentes-, las imágenes son irrefutables. Ni el conteo oficial ni las declaraciones en tono de burla logran opacar lo que fue una manifestación masiva y profundamente política. "La democracia sin violencia" fue el pedido explícito que hizo Cristina Kirchner en su discurso, algo que incluso la propia ministra de Seguridad reconoció. Pero aún así, desde el oficialismo buscaron deslegitimar la convocatoria por su composición. "Estuvieron los mismos de siempre. El tren fantasma", lanzaron desde los pasillos libertarios, con desprecio.
En paralelo, el vocero presidencial Manuel Adorni retomaba sus conferencias tras 20 días de silencio, mientras Karina Milei reorganizaba la mesa chica del poder para amortiguar el impacto político de la condena ratificada por la Corte. La condena judicial, la prisión domiciliaria y la posible colocación de una tobillera electrónica para Cristina Kirchner -según confirmó la propia Bullrich- fueron las variables de un contexto judicial explosivo que terminó de encender la mecha de la movilización.
El trasfondo es claro: mientras el gobierno busca correr a la dirigencia opositora del centro de la escena, la plaza respondió con un grito contundente. Las fotos no mienten. Las columnas tampoco. La plaza llena desmiente a los que la quieren vacía. Y en ese contraste entre los relatos oficiales y la contundencia de las imágenes queda expuesta, una vez más, la grieta no solo es ideológica, sino también entre la realidad y el discurso libertaria cada vez más enfocado a las fake news que a la verdad.